"Sé acerca de esas noches, en las qué, sin ninguna razón, no puedes dormir... cuando estás completamente solo, con nada más que tu cigarrillo encendido"

Ewon Jung - Totally Captivated

The God of Words I - Capítulo 05


Capítulo 05
SIN PODER APAGAR EL FUEGO
PARTE I

Todavía me parecía increíble la manera en la que el tipo sospechoso llamado Rauel nos había sacado del sitio; sabía muy bien que no podía confiar en él y que ninguno de nosotros lo hacía, pero también me daba cuenta que él era la única opción que teníamos para estar a salvo en ese momento.

Tenía la completa seguridad que todos estábamos embargados por el miedo, lo qué sucedió esa noche no le ocurría a cualquiera y más increíble aún, quien iba a imaginar que nos iba venir a pasar; el pánico se percibía en el aire, la tensión era abrumadora, tal vez nadie cundía en la desesperación a causa de la desafiante expresión que tenía Rayén en su rostro o quizá por la seguridad que reflejaba el semblante sereno de Yohan, sin embargo mi impuesta frialdad se perturbaba por la sonrisa infantil en el rostro del hombre con traje aburrido. Al encontrarnos en la calle avanzamos silentes en fila india, mi lugar era el quinto de toda la columna y me hallaba detrás de Rayén y delante de Kira; para ser franca hubiese preferido que Alex se encontrara reemplazando a alguna de ellas y estuviese cerca de mí para protegerme, mas consideré la situación en la que estábamos y pensé que no era momento de tener ideas cursis sino tiempo de actuar para salir de este aprieto, luego tendríamos mucho tiempo él y yo.

Me encontraba ensimismada en mis pensamientos cuando choqué contra la espalda rígida de Rayén, antes de preguntar por qué nos deteníamos mis ojos se desviaron para contemplar la misma vista que mis compañeros, el desastre estaba por toda la ciudad. Aquellos sujetos con pinta de mafiosos que nos mantuvieron cautivos no eran los únicos que existían en este lugar, las vías estaban repletas de ellos y de gente que victimaban; la multitud corría despavorida huyendo hacia la misma dirección que la nuestra, fue en ese momento en el que la gran risa que esbozaba Rauel se esfumó para aparecer en su lugar una mueca redonda que exclamó: ¡Corran y no se separen! ¡Síganme y no miren atrás! ¡Háganlo, ahora!

Al oír esas palabras nuestros pies reaccionaron solos y empezaron el rumbo, Alex tomó mi mano y empezó a jalar de mí para ir más rápido, cruzábamos a través de un mar de muchedumbre que sollozaba y gritaba pidiendo ayuda; en medio de todas esas personas pude distinguir algunos rostros conocidos, de chicos y chicas que a veces veía así como también descubrí entre ellos a grandes amigos a los cuales tan sólo ignoré y seguí corriendo.

Los disturbios se acrecentaban a medida que avanzábamos, las ametralladoras disparaban balas sin piedad, no importaba quien fuese la víctima ya que al parecer lo primordial era ver partes regados por las esquinas; prendían fuego a los edificios que deshabitaban y cuyos inquilinos tomaban como prisioneros, cuando todo se encontraba en llamas pensé que lo único que faltaba era que del cielo descendiera alguna clase de ángel o demonio para decirnos que nuestras almas serían purgadas en el juicio final; quizá el planeta aún no llegaba a su término pero el mundo como lo conocíamos, nuestro mundo, ya había llegado a su fin, o al menos había cambiado demasiado.

(…)

1 comentario:

  1. Que cambio de la perspectiva en que ve el mundo, tan solo en unos momentos. :O

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