The God of Words I - Capítulo 08


Capítulo 08

SIN PODER APAGAR EL FUEGO

PARTE II

Habíamos andado tanto que apenas notamos la claridad que vertió el sol sobre nuestras cabezas, al apreciarla detenidamente sentí un gran alivio al saber que el día anterior se acabó y todo lo que sufrimos estaba en el pasado, meditaba sobre eso sin saber que lo peor aún estaba por venir.

A diferencia de mi ciudad natal, ésta era mucho más grande pero mucho más tranquila también (obviamente ahora no era demasiado apacible que digamos); desde que abandonamos la universidad nos la pasamos cerca de tres horas escapando de allí y a pesar del tiempo demorado no logramos ir demasiado lejos.

Ingresamos en una bodega y no reparamos en tomar todo lo necesario para llenar nuestros estómagos mas la tienda estaba destruida y con todos los insumos regados por el piso, lo único que logramos rescatar fueron algunas golosinas como papas fritas y chocolate. Matamos el hambre por unos minutos y nos sentamos dispuestos a tener una larga charla con el desconocido héroe salvador. Creí que la primera en hablar sería Rayén, a pesar de ser rara y excéntrica era la más centrada y madura en circunstancias como éstas, en cambio lo hizo Harry. A ese chico lo conocí aquel día pero aparentaba ser bastante apático; comenzó a interrogar al hombre que se hacía llamar Rauel de una manera soberbia y despectiva, lo atacaba con preguntas redundantes e inconsistentes como aquellas interrogantes estúpidas que hacemos para reírnos de nosotros mismos en un grupo de borrachos; y una vez que terminó, el desinteresado receptor dibujó en su rostro una sonrisa chueca.

- ¿Empezarás a reír ahora?

- Ja… ¿alguien tiene otra pregunta?

- ¿Quién eres? O mejor dicho ¿Qué eres? – repuso Yohan.

- Soy Rauel, el amigo de Dios.

Que nombre más interesante y que apodo más llamativo, ¿acaso era alguna clase de pastor de iglesia evangélica o algo por el estilo?; pensé que Harry era un idiota por hacer ese tipo de preguntas a una persona que parecía (más por su ropa) ser un caballero pero cambié de opinión con aquella ridícula presentación, aquel que creí un caballero no era un idiota, era un completo imbécil. A esto, esperaba con ansia alguna de las típicas burlas o bromas de mal gusto de mi enamorado aunque por más que aguardé nunca llegaron; al menos tenía la esperanza que él rompería el hielo pero en lugar de eso la situación se hizo más incomoda cuando empezaron a discutir.

- Jajaja… tratas de burlarte de nosotros, tu eres uno de ellos verdad, ¡lo sé!

- Si soy uno de ellos por qué salvaría sus vidas, sentido común niño.

- Mmm… pues no te creo, tu traje es muy parecido al que usaban, esto es una trampa…

- Te equivocas muchacho, mi traje es de casimir inglés no de una franela cualquiera además mi sombrero es un bombín no un…

- ¡BASTA!, deja ya de reírte de mí y danos una explicación.

- Hugo ya basta, gritando no conseguirás nada.

- El más maduro e inteligente de todos es el gigantón, tu nombre es Yohan verdad.

- No sé cómo sabes mi nombre pero no crees qué conocernos te hace más sospechoso.

- Quizás, pero un dirigente no debe ignorar el nombre de sus súbditos…

- Súbditos, ¿eh? – intervino Alex.

- ¿Sabes el nombre de todos entonces?, creo que eso es fácil de averiguar a pesar de todo – alegó Rayén.

- De izquierda a derecha: Rayén, Mariel, Kira, Sauken, Alex, Ilona, Derek, Harry y Yohan; y no sólo sé sus nombres, te sorprendería enterarte de todos los datos que he almacenado de ustedes.

- Error, te equivocaste en algo, mi nombre no es Harry ¿lo sabías?

- Vamos, vamos ¿quién te conoce por tu verdadero nombre?; el único que no te llama Harry es Yohan, incluso tus padres te apodan así.

- Cierto, soy el único que a Hugo le dice Hugo pero independientemente de eso y de todo lo que sepas de nosotros, nada nos convierte en tus sirvientes.

- OJO en ningún momento dije sirvientes, dije súb-di-tos, no es lo mismo.

Después de tantos diálogos seguí sin meter mi cuchara en el asunto; Mariel, Ilona, Derek y Kira permanecían hasta ahora al margen, igual que yo, y creí que así seguiríamos, aunque en eso Kira repitió la interrogante y Rauel enredó todavía más el embrollo.

- Ya dijiste quien eres, pero ¿Qué eres?

- Pregunta inteligente igual que tú, esperaba responderla hace rato ya, yo soy un Word.

-

- ¿Una palabra? – pregunté.

- Algo así, no soy el único claro, existen…

- Eso explica tu poder – habló ahora Mariel – las palabras tienen mucho poder; a pesar de ser utilizadas al azar y como nos plazca, ellas determinan el rumbo de este mundo, algo se acaba de quebrar y por eso esto sucede, ¿verdad?

- Ehm… sí…

- AH!!!!!!!!!!!!!

La metáfora de Mariel se vio ahogada por el grito de espanto que emitió Ilona. Desde su posición, consiguió ver a través del cristal de una de las puertas corredizas a un niño de piel amarilla y cabello plateado; después de su grito atinó a decir: el saltó pero sigue con vida; hasta ese momento no nos dimos cuenta del monstruo al que ella se refería sin embargo desde que los ojos púrpuras del muchacho chocaron con mi mirada supuse que lo que continuaba no era nada bueno.

(…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario