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Capítulo 08
LA CIUDAD DE TOSCANA
Al abrir mis ojos volví a encontrarme con la figura conocida de un hombre delgado y apuesto, escuchaba el sonido de los neumáticos rodando por la carretera y el silbar del viento que estremecía las hojas de los árboles; una vez que me di cuenta claramente de mi posición en el asiento de copiloto, hablé.
- Hagi… ¿qué hacemos aquí?Hagi detuvo el auto a las afueras de la ciudad, allí, entre enormes y verdosos prados se podía distinguir una solitaria cabaña.
- ¿Por qué estamos aquí?... según el mapa esto es…Él no volvió a hablarme en todo el corto camino hacia la casa, adentro de ella tampoco, yo al igual que él, tampoco pude preguntar nada o quizá no quería hacerlo.
- Aquella noche en el hotel te volviste a desvanecer porque no bebiste sangre en dos días, en este refrigerador dejé muchas bolsas, por favor bebe lo que consideres suficiente como para estar recuperada.No me miró ni una sola vez, nunca había sido tan indiferente conmigo, por qué si él iba a salir me dejó en medio de un desierto, sola, él dijo que no me dejaba aquí por su gusto, pero… no lo entiendo que rayos pasa.
Mataba mi cabeza pensando en eso, a pesar de lo triste y a la vez enojada que estaba, hice todo lo que Hagi dijo, beber la sangre, comer la comida… pero y después que haría sin él. Me dejé caer sobre la cama de la habitación, mientras pensaba en Hagi, sentía celos de esa chica del museo llamada Sisnii, y recordé lo bonita que era y que se parecía mucho a Mao, ¿cuál era su apellido?, ah si, Yahana, después de treinta años seguramente ya tendría hijos, y hasta nietos; al final, se habría quedado con el fotógrafo Okamura o quizás no, como era rica, nadie sabe si consiguió un mejor partido, por cierto que ella siempre estuvo enamorada de Kai… Kai, como te extraño, hermano…
¡CLARO!, el celular… cómo se me pudo pasar, no he llamado a Kai en semanas. Me levanté de la cama y comencé a rebuscar entre mis cosas aquél aparato, y si que me costó trabajo encontrarlo, pero al final lo conseguí.
- Toooooooooon… Tooooooooooooon… Tsk… Hola, Kai!!Kai comenzó a contarme toda la tranquila y bohemia vida que pasaban, me reía en las conversaciones, sin embargo lo había llamado para contarle lo deprimida que me encontraba en ese momento, en realidad no me importaba lo que el pudiese contarme de su vida, que egoísta soy.
- Kai… yoo, te llamé para contarte algo…Mi llamada a Kai se había cortado de la nada, en verdad fue extraño, pero… BOOOMMMMMM… Un sonido estruendoso estremeció la casa, de pronto, la luz también se extinguió, aun así nunca me equivoqué al creer que no era un temblor, sabía lo que pasaba… quirópteros.
No pasaría mucho tiempo hasta que ellos tomaran la cabaña, así que corrí a la cocina a buscar un cuchillo… BINGO, Hagi había dejado el cello allí, entonces dentro, estaba el sable. Empuñé la katana con fuerza, y otra vez, volví a sentir como la sangre hervía por todo mi cuerpo, no podía pensar en nada más en ese momento, lo único que deseaba era destruir quirópteros. Corté la palma de mi mano con el filo de la hoja, y en estado de alerta los esperé a todos, hasta que aparecieron y fui cortándolos uno por uno, desmembrándolos y cristalizándolos con el poder de mi sangre.
Treinta años no pasaban en vano, terminé exhausta, después de matar a treinta y ocho de ellos no era para menos, me sorprendía a mi misma el haberlos contado, seguía presente ese lado pérfido y homicida de mi mente, incluso ahora, me sentía tranquila de haber sido el asesino y no el muerto. Revisé mi cuerpo para ver que todas mis heridas sanaran, no había necesidad de beber más sangre, fue entonces cuando noté una herida abierta que no había logrado cicatrizar del todo, estaba infectada con la sangre del quiróptero, sangre de… Diva.
No podía equivocarme, tenía que ser su sangre que no tenía efecto en mí, entonces con la mente más despejada comencé a razonar, ¿por qué todavía existen quirópteros? Y lo peor… ¿por qué Hagi me traería a un lugar donde están ellos?
La cabaña había quedado muy afectada, a pesar de eso la luz regresó, y escuché pasos acercándose a mí desde la entrada, estaba segura que no era Hagi; volví a empuñar la espada en dirección a los sonidos y apareció frente a mí… ¿qué?
- Tú… Nathan.
EL WORD N° 2
No sabía muy bien dónde ubicarme; el que se sentó primero fue el anfitrión, qué había permanecido sin decir nada aún. A su derecha inmediata se colocó Alex, seguido por Ilona, Harry, Kira y Sauken. Al frente de ellos nos ubicamos respectivamente Yohan, Mariel, Derek y yo. Derek había sido muy amable conmigo en las últimas horas, en eso pensaba cuando entró en la sala Rauel y sin dudarlo le dije que se sentará a mi costado, al final fui ignorada porque él se dirigió a hablar con el desconocido dueño de casa. Al ver el plato me emocioné mucho, un ceviche gourmet esperaba para ser comido. Cuando me dispuse a comer el primer trozo de pescado, Derek se volteó hacia mí y me dijo que estaba delicioso; con mucho más entusiasmo engullí el pedazo y al darme cuenta, en un parpadeo (menos de una micra de segundo), el plato de mi compañero estaba vacío.
- Wauuuuuu!, si que eres rápido para comer Derek, me sorprendes… aunque realmente está delicioso.
Pinché con el tenedor otro trozo y antes de meterlo en mi boca, miré al frente y les pregunté a Sauken y Kira por el sabor de la comida, pero… ambas se estaban besando… en los labios… de manera muy pervertida. Mis ojos estaban desorbitados y mi boca abierta de a metro no consiguió decir cosa más estúpida que: Se están emocionando.
Cerré mis ojos para no ver lo que pasaría después de esos encandilados ósculos y poder disfrutar de mi comida de manera tranquila, mas sentí en mi nuca el golpe de un…
- ¡¿Abanico de papel?! ¿de dónde lo sacaste?
- Lo supuse, fuiste la que menos comió por eso despertaste rápido.
- ¿Ah?... entonces esta comida, Sauken y Kira besándose, ¿era mentira?
- Obviamente chica Yuri-hentai[1]… no quiero saber que más alucinaciones tuviste… bien ahora debemos encontrar a mis demás súbditos…
- ¡POR QUÉ ME GOLPEASTE TAN FUERTE!... soy una chica sabes.
- Sí, lo sé.
Ese “sí, lo sé” de Rauel fue muy directo, acaso no lo podía haber dicho sin tener que ver mis pechos, era cierto que era la parte más grande que tenía en todo mi cuerpo pero esa no era la única prueba de que yo era una fémina; además ¿Yuri-hentai?, todo eso fue provocado por esa comida, en cambio él solito desvió sus ojos hacia mis… ¡¡ ¿quién es el pervertido entonces?!!
Desde ese incidente estaba segura de que la relación entre Rauel y yo sería MALA.
Ambos recorrimos el castillo para buscar a los demás, en el silencio incómodo me vi forzada a preguntar quién era el dueño de ese lugar.
- Es un Word.
- Un Word eh… ¿qué es eso?
- … bueno es una especie de jefe de esos tipos con aspecto de mafiosos, ehm… ellos me persiguen.
- ¡Quéeeeeeeeeeeeeeee! nos trajiste a la casa de un… ¡ellos son quienes te persiguen!
- Sí, eso ya lo dije; pero creí que podía aún confiar en él. Él es como yo, un Word, pero es de un rango más bajo por eso pensé que todavía podía verme como a un mentor.
- Mmm… que torpe.
- Cierto, jajaja aunque con Reuquén nunca se sabe que puede pasar.
- ¿Reuquén? ¿Ese es su nombre?
- Sí, el Word N° 2: Reuquén, el tempestuoso.
(…)
[1] Yuri es un término utilizado para hacer referencia a relaciones lésbicas. Hentai significa pervertido o pornográfico.