Blood + After Story - Capítulo 04

Capítulo 04

LA VUELTA A NUESTRO VIAJE I

Hagi no preguntó nada, sólo me sonrío y limpió las lágrimas, tomó mi mano y nos dirigimos a Omoro para despedirnos de Kai, según lo que dijo partiríamos inmediatamente; me parecía algo tonto que después de treinta años él siguiera sintiendo cierta antipatía por Kai, de verás que Hagi aún tenía rasgos del chiquillo arrogante que conocí hace tantos años en el zoológico. Ah… y con Kai pasaba lo mismo, si bien se sorprendió y esbozó unas sonrisas al verlo vivo, rápidamente empezó a verlo con desdén al igual que Hagi a él, ¿eran niños o qué?, rayos y yo soy mayor que ellos dos ¿verdad?

Hagi salió de la casa y dijo que me esperaría fuera mientras yo conversaba con Kai.

- Saya estás segura de esto…
- Hermano, han pasado muchos años y no quiero ser un obstáculo en la vida que tienes por eso…
- Otra vez diciendo bobadas Saya, sabes que no eres ningún estorbo ni nada parecido, vaya nunca cambiarás…
- Jajaja… es cierto… jajajaja… ¿Kai?
- ¿Qué? ¿Qué?
- Me iré con él, eso es lo quiero ahora, ya no podemos ser una familia… seamos realistas, todo ha cambiado… me voy hermano, me voy con Hagi…
- Saya… ya veo, si lo has decidido no diré más, eres muy terca como para hacerme caso… ten, llévate esto…
- ¿eh? Un celular…
- Sí, es uno de los más antiguos que encontré, la tecnología avanza Saya y si te doy un móvil más moderno tardarás en entenderlo jajajaja
- ¡OYE QUÉ INSINÚAS, KAI!
- Jajajajaja…. Cuídate mucho Saya, espero que vengas a verme antes que yo empiece a dormir también ok…
- Hermano…
- ¡NANKURONAISA!... Saya nunca lo olvides.

Quizás esa iba a ser la última vez que viese a Kai, me puse triste obviamente y me despedí de él al igual que de George; y en medio del atardecer mi sombra y la de Hagi se perdieron.

Para mí sorpresa Hagi había conseguido mucho dinero durante estos treinta años, más que antes según me contaba; estuvo trabajando como músico en una de las sinfónicas de Tokio y a pesar de que él no tenía necesidad de comer ni dormir, el dinero le servía para asearse, comprarse trajes y también el mantenimiento del cello. Al pensar en que Hagi era un hombre moderno y con dinero en cuentas bancarias me daba mucha risa, siempre lo vi como uno de esos caballeros del siglo XIX que nunca se modernizaría jajaja… reímos mucho esa tarde, reímos de él y de mí, tal como hacíamos hace tanto tiempo en la mansión, recordamos alegremente a Diva, Riku y a todos los amigos, a todos con nostalgia pero con regocijo.

No habría vuelos hasta la mañana siguiente, así que nos sentíamos algo tontos de haber salido despidiéndonos para siempre de Omoro si íbamos a pasar la noche en la misma ciudad, como sería lamentable que regresáramos y tendría que haber otra despedida la mañana siguiente, decidimos matar el tiempo, sólo teníamos que mantenernos ocupados por unas diez horas hasta que llegasen las seis de la mañana, sólo diez horas.

Hagi me llevó a comer Okonomiyaki, kyaa! Fui muy feliz, para parecer normales pedimos uno para cada uno, pero obviamente como Hagi no comía, cuando yo terminé el mío cambiamos de plato para que yo comiese el de él sin que nadie se diera cuenta según nosotros jaja.

- Hagi… que haremos esta noche… dón…de... nosp kedaruemosp
- Saya, no hables con la boca llena… haremos lo de siempre, quedarnos en un hotel…
- Ah…. Claro… mmmm… delicioso…
¿HOTEL?!!!!!, antes hubiese sido normal pero ahora somos… bueno, él no duerme y eso es lo que más me preocupa en este momento, además como siempre, pediremos una habitación con una sola cama, así que… quizás pasen muchas cosas esta noche.
- Buenas noches jóvenes, ¿qué habitación desean? – dijo el recepcionista.
- Una simple estará bien para la señorita… por favor que tenga bastantes entradas de aire, ¿así la deseas verdad Saya?
- Hagi, ¿tú no te quedarás?
- No creo que sea necesario, estaré afuera…
- ¡AH!, ¿y quién me protegerá Hagi?
- ¿eh? No creo que haya nada peligroso por aquí.
- Después de todo no cumples tus promesas ¿verdad?
- ¿Ah?... ufff… bueno entonces me quedaré…
- En ese caso no pueden quedarse en una habitación así de pequeña, tiene que escoger otra, supongo que la matrimonial estará bien, ¿verdad?
- No, es mejor una habitación doble porqu…
- ¡¡¡NO!!!, matrimonial está bien, es perfecta…
- ¿Eh? Saya…
- Bien, bien… ¿entonces a nombre de quiénes la pongo?
- Saya Otonashi y Hagi, con eso es suficiente ¿verdad?
- Así es Otonashi-san, Hagi-san… aquí tienen sus llaves, que pasen buenas noches.

AH!!! Fui muy efusiva al pedir un cuarto matrimonial, la que parece tener malas intenciones soy yo y no él. Nuestra habitación se ubicaba en el quinto piso, tomamos el ascensor y subimos en silencio mientras sentía la mirada de Hagi sobre mi cara roja como tomate. Salí del elevador a prisas y me dirigí rápido al cuarto… en eso, sentí como mi cuerpo se desvanecía y perdía fuerza, escuché la voz de Hagi diciendo que esperara, cada vez se hacía más tenue y de sopetón abrí los ojos y él me estaba sosteniendo, abrimos la puerta y entramos. Me sentó en la cama, y se arrodilló frente a mí, retiro mi cabello y me miró muy seriamente.

- ¿Hace cuanto que no?
- Desde ayer… hoy no he probado ni una sola gota…
- Bien – se descubrió el cuello de la camisa – bebe todo lo que quieras Saya.

Y así lo hice, mostré mis colmillos y los clave sobre la parte baja de su cuello, tome su sangre tan dulce y ardiente en mi garganta, cada vez que tomaba un poco perdía mis sentidos, el deseo se fue acrecentando en mi interior, fui recordando el innumerable número de veces que bebí su sangre y las ganas que me inundaban en esas ocasiones de besarlo y tocar su cuerpo, esta vez podía hacerlo y no me iba a detener.

Dejé de chupar su sangre, y empecé a succionar sus labios, poco a poco fui besándolo con más y más intensidad, le iba desabotonando la camisa mientras el metía una de sus manos por debajo de mi falda y la otra por debajo de mi blusa; en ese momento tuve la seguridad de que detrás de ese disfraz de hombre frío, se ocultaba una persona amable y por sobre todo apasionada. Me arrojó sobre la cama de aquel hotel, rompió mi blusa y comenzó a besar y morder mis pezones, poco a poco se desplazó por todo mi cuerpo; cada parte de mi cintura comenzó a estremecerse; cuando llegó a mi vulva, empezó a besarla y acariciarla con su lengua a cada parte que recorría, nunca había sentido antes tal placer, me inundaba de una manera incomparable, pero eso no era lo mejor que esperaba. Después de un rato que Hagi estuvo lamiéndome, empecé a humedecerme aún más, él aproximó sus labios y los posó suavemente sobre los míos, mi boca no pudo contenerse y saltó hacia la de él besándole intensamente, trepé mis piernas sobre su espalda y fue entonces que él entró en mí. El dolor es indescriptible, pero el placer lo es igual, una vez que se metió en mí, empezó a masajearme con sus dedos a la vez que se movía enardecidamente en mi interior. Mi sudor se mezclaba con el suyo, mis manos empezaron a rasgar su lomo, sin quererlo ni pensarlo empecé a jadear mientras él me hacía sentir el tibio y cada vez más caliente goce del líbido. Aquella noche, que fue mi primera vez, lo hicimos tres veces; nunca pensé llegar a aguantar tanto pero realmente a pesar del dolor que sentía, Hagi hacía que yo me entregará por completo, y sabía que mientras más me doliese más lo disfrutaría, no sólo amaba a ese hombre, también lo deseaba en cuerpo y alma, deseaba poseerlo por el resto de mi vida y si la misma vida me costara conseguir estar con él por siempre, me sacrificaría, pase lo que pase, Hagi sería mío y yo, infinitamente de él.